CLASIFICACIÓN DE LOS MÚSCULOS
SEGÚN LA FORMA EN QUE SEAN CONTROLADOS
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Voluntarios:
controlados por el individuo.
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Involuntarios:
dirigidos por el sistema nervioso central.
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Autónomo:
su función es contraerse regularmente sin detenerse. Como por ejemplo, el
corazón.
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Mixtos:
músculos controlados por el individuo y por el sistema nervioso, como por
ejemplo, los párpados.
Los músculos están formados por una proteína llamada miosina, que se
encuentra en todo el reino animal e incluso en algunos vegetales que poseen la
capacidad de moverse. El tejido muscular se compone de una serie de fibras
agrupadas en haces o masas primarias y envueltas por la aponeurosis, una
especie de vaina o membrana protectora, que impide el desplazamiento del
músculo. Las fibras musculares poseen abundantes filamentos
intraprotoplasmáticos llamados miofibrillas, que se ubican paralelamente a lo
largo del eje mayor de la célula y ocupan casi toda la masa celular. Las
miofibrillas de las fibras musculares lisas son aparentemente homogéneas, pero
las del músculo estriado presentan zonas de distinta refringencia, debido a la
distribución de los componentes principales de las miofibrillas, las proteínas
de miosina y actina.
LA FORMA DE LOS MÚSCULOS
Cada músculo posee una determinada estructura, según la función que
realice. Entre ellas encontramos:
Planos y anchos: son los
que se encuentran en el tórax (abdominales) y protegen los órganos vitales
ubicados en la caja torácica
Abanicoides o abanico: los
músculos pectorales o los temporales de la mandíbula.
Circulares: músculos en
forma de aro. Se encuentran en muchos órganos y tienen la función de abrir y
cerrar conductos. Por ejemplo, el píloro o el orificio anal.
Orbiculares: músculos
semejantes a los fusiformes, pero con un orificio en el centro. Sirven para cerrar
y abrir otros órganos. Por ejemplo, los labios y los ojos
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